I am wishing you a well
Mind at peace within yourself
Covers up, I cast you off
I'll be watchin' as you breathe
I lie still, you move, I send you off around the bend

I hold you deep in my arms
My fingertips, they close your eyes
Off you dream my little child
There's a sun around the bend (2X)

All the evenings close like this
All these moments that I've missed
Please forgive me, won't you dear
Please forgive and let me share
With you around the bend

You're an angel when you sleep
How I want your soul to keep
On and on around the bend


"Around The Bend" by Pearl Jam
Posted by Anónimo at 8:10 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
Creo que alguien me debe una explicación. En serio. Espero.
Posted by Anónimo at 8:09 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
Víctima de la anhedonia
Posted by Telex at 12:57 a.m. | 0 acotaciones infames Leed más
Un dia me levanté y soñé que estaba en nuestro lugar del mundo. En nuestra casa, en nuestro jardín florido de geranios que vos cuidabas, en nuestro living con ventanal al mar con el que soñaste, en nuestro dormitorio con sábanas rojas, con vos durmiendo al lado después de haber hecho el amor abrazados fuerte, como nunca lo hicimos, mirándonos a los ojos, como nunca lo hiciste. Y vi que todo eso era bueno.

Entonces armé los mapas, las estrategias, los recursos, la fluctuación económica.
Y empecé en secreto a buscar ese sueño que parecía utópico pero no lo era. Toda mi energía para vos. Toda mi vida para vos. Hice las cuentas, armé mi ranchito, todo empezó a salir bien. Los planes, los tildes en la lista, el tiempo, todo en tiempo y forma. Pensé en el casamiento, en las flores y vos vestida de blanco. Te vi sentada en la puerta de casa esperándome porque habías perdido las llaves, te vi entrar y lavar dos vasos usados y pedirme que te alcance los ceniceros y yo al lado, abrazándote.

Junté todas las piezas del rompecabezas y se estaba armando. Pero de pronto noté que no entendías, que no te lo podía explicar, que explicartelo era darte un revólver, que todo estaba acá adentro.
Entonces me fui lejos a terminar con lo mío, por la prueba de fuego.

Y el fuego te quemó.

Y vinieron los buitres, los ignorantes, los mediocres, los débiles a hundirte en lo mismo de siempre, a comerse mi comida, mis mapas, mis plantes. Todo destrozado, todo en vano, todo a cero, como cuando era chico y hacía casas con naipes en la casa de mi abuelo. Quería hacer la casa más grande del mundo y eso era posible, pero nunca podía. Una y otra vez.

Te di el corazón y no lo viste, luego no te vi mas y no puedo encontrar otro corazón.
Posted by Telex at 3:40 a.m. | 0 acotaciones infames Leed más
La muchacha se desviste con los ojos ante mí, ante el auditorio que espera la respuesta de un ser anodadado.
Los ojos, tan sublimes como sinceros. El corazón se le está saliendo frente a mí, el ventrículo derecho como una lagartija en un bar mitzvah, el izquierdo bombeando a no se donde, y yo, ahí parado, tratando de procesar la realidad, lo increíble. La chica toma mis datos, yo creo que mi vida es una película que ya vi 5 veces, me quedo ahi parado y me mira y me dice con la comisura de los labios que me ama como nadie nunca jamás me amó, pero solo durante 7 minutos, durante los próximos 7 minutos con opción a renovación de contrato. Me da una pluma explosiva y mi mano tiembla porque quiero vivir el resto de mi vida con ella, porque inocentemente creo que mañana se va a levantar mágicamente junto a mí y me va a preparar un té de manzanilla en mi cocina mientras yo sigo soñando que ahora es siempre. La chica se va y yo no puedo volver a vivir, porque es un tren bala a Illinois que perdí, porque la espero y no se por que creo en los milagros, creo que vas a estar en el kisco de godoy cruz y san martín comprando una gaseosa o en la avenida de las palmeras tomando mate sobre una mantita a cuadros verdes y rojos y una guitarra solitaria. No quiero más esta mente, no quiero pensar más como una sección de clasificados de domingo. Quiero encontrarte a dos cuadras de casa y decirte que no hay nadie más hermoso que vos en el mundo entero, que nadie me regaló un abrazo tan hermoso en mi vida entera, que nunca encontré a nadie con quien ya no quiero hablar, quiero subirme al escenario y cantarte este tema maravilloso que estoy escuchando, pero que me sonrías y balbucees algo, y yo sonría sintiendo que somos sólo dos, solo quiero sentarme al borde de la cama y besarte el cuello para siempre y sentir tus manos que estuvieron en mi espalda durante un parpadeo y todavía duelen, sentir el amor que nunca sentí solo un día, sólo eso.

Todo eso después de verte durante 2 segundos y no entender nada de lo que dijiste.
Posted by Telex at 3:20 a.m. | 0 acotaciones infames Leed más
Empieza un día con calor, para terminar un día frío. Empieza de noche, termina de noche. Empieza mirando las estrellas, termina mirando las estrellas. Empieza dentro de una casa, termina fuera de una casa. Empieza con dos personas siendo una. Termina con una persona siendo dos.

Empieza con un abrazo, termina con un abrazo. Empieza con sonrisas, termina con tristezas. Empieza con una unión, termina con una separación. Empieza sin lógica, termina con lógica. Empieza con pasión, termina con frialdad. Empieza sin sentido, termina con sentido. Empieza como algo único en el mundo, termina como algo único en el mundo. Empieza con la sensación más extraña. Termina con la sensación más extraña. Empieza una primavera, termina un otoño. Empieza con dos personas que se quieren, termina con dos personas que se aman. Empieza con una noche agitada, termina con una noche tranquila. Empieza con compañías, termina con soledades.
Empieza con dos personas. Termina con dos personas. Empieza con un impulso, para terminar con un suspiro. Empieza con un arranque, termina con un freno total.

Empieza con dos vidas que se unen. Termina con dos personas que se separan. Empieza con dos personas que se respetan. Termina con la paz y tranquilidad de dos personas que se van a respetar siempre. Empieza con una relación de amigos que crece más allá de la amistad. Termina con una relación de novios que termina en relación de amigos, aunque más allá de la amistad.

Empieza con toda seguridad, termina con inseguridad. Empieza con brazos en espaldas, termina con brazos en espaldas. Empieza con un beso, termina con un beso. Empieza con locura, termina con locura.

Empieza con mareos, termina con mareos.
Empieza con un despertar maravilloso. Termina con un despertar sin sentido, absurdo. Empieza con un pobre flaco y una mujer maravillosa. Termina con una mujer maravillosa y un pobre flaco.
Empieza, como todas las cosas, con un nacimiento, termina con una muerte. Empieza con una flor, termina con un marchitamiento.

Empieza con vos y yo, y no sé por qué, no entiendo, nunca lo voy a entender, termina con nosotros dos. Termina tal vez para siempre. Termina con un adiós inentendible.
Termina con un adiós inevitable. Termina con tu eterna sonrisa, con tu increíble predisposición para todas las cosas, buenas o malas. Termina todo con la paz que reina entre tus brazos, con el sonido de tu corazón tibio frente a mi oído.
Termina todo como un sueño del que tengo que despertar, un sueño del que despierto asustado, del que despierto destrozado a la realidad inevitable y eterna a la que me he condenado. Termina que pase lo que pase, sos eterna, y termina que te agradezco eternamente todo. Termina que nunca fui tan feliz, y que sin embargo las cosas son como son. Termina con tu cara hermosa a la luz de las estrellas. Termina con mi visión desenfocada por mis lágrimas. Termina con la sensación de haber cometido un error increíble. Termina con toda una vida vista a través de tus ojos. Termina con un mundo girs pintado con tus colores. Termina con la luz que recorre tu cuerpo. Termina con todos los recuerdos pasando frente a nosotros como un tren gigantesco, a toda velocidad, mientras nosotros, como estatuas, abrazados, inmóviles, quietos,estamos llorando, para que los que nos vean desde ese tren piensen que los milagros existen. Para que piensen que el milagro de que dos personas se quieran con total sinceridad, ocurre. Y está ocurriendo aún al borde del final.
Y el tren de todos los recuerdos es gigante, y pasa tan rápido y cerca, que sentimos todos los sonidos, todos los pasajeros que cuentan nuestras historias. Estamos tan cerca que temblamos, y nuestros cabellos se estremecen al viento, y bailan la danza que tal vez nunca quise o pude bailar con vos. Porque así soy.

Y ya el tren se extingue, y nuestra luz comienza a descomponerse en dos luces separadas, aunque combinadas unas con otras. Y mi cuerpo no es capaz de contener tanto. Mi cuerpo ya no es capaz de contener esto.

No puedo hablar más, no puedo decir más. No quiero decir más, porque todavía sueño despierto el día en el que sienta el cambio de clima, y el sonido del gigantesco tren que se acerca, ese tren gigante y veloz y lleno de fuerzas que somos nosotros dos. El tren que somos vos y yo, con todos los vagones cargados de nubes y soles y lluvias y risas, sobre todo risas.

Estoy al borde del andén, esperando que la tierra gire en sentido contrario, y que en una noche fría o cálida, nos encontremos nuevamente, para yacer en la paz y la calma de tus brazos, para perderme en tu mirada, que es una galaxia inescrutable.

Te espero.
Posted by Anónimo at 8:37 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
Soy una suave picazón. Soy un bostezo. Soy un alma en pena. Soy un suspiro. Soy una mano prendida a un teclado. Soy una pierna levemente adormecida. Soy el sueño atrasado, el cronómetro de mi cuerpo ligeramente descompuesto. Soy un pie que marca un ritmo. Soy un par de ojos achinados. Soy unas manos torpes. Soy una nariz fría. Soy una media devorada por una zapatilla. Soy un cuello desabrigado. Soy un segundo escalofrío. Soy un quinto bostezo. Soy una campera demasiado ajustada. Soy la confirmación del tiempo. Soy una campera en una silla. Soy unas manos agotadas. Soy las inverosímiles ganas de no ir a dormir. Soy el muerto que parla. Soy todo esto. Soy nada.
Posted by Anónimo at 7:58 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
Nunca jamás en mi puta vida me sentí tan solo, perdido y destruido como las últimas10 horas
Posted by Telex at 7:39 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
La metralleta extiende en el aire un bucle sonoro y ataca al enemigo. En la cabeza pasa siempre la misma película, el ruido de la metralleta, los vietnamitas y todo eso. Cuántos años estaré peleando esta guerra sin sentido? Esta guerra no es mía, es del pueblo, y tu artillería pesada no hace más que complicar las cosas. Y en la cabeza la selva, los ríos, los vietnamitas. Malditos cerdos vietnamitas!
Posted by Telex at 7:31 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
Estimados señores: la bomba ha sido momentáneamente desmantelada.

Por favor, sepan disculpar las molestias.

La vida continúa, primitivamente.
Posted by Telex at 7:28 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
Feriado

Salgo al mediodía, imposible despertarme antes, imposible salir antes. Abandono el pasillo eterno que da afuera, al exterior, al mundo resquebrajado, a las veredas frías, a las calles torcidas, a los edificios abandonados, a la soledad del día.

Un día feriado, ya no sé que es lo que se festeja. El aire de la calle corre lentamente, y el sol se esconde entre harapos grises y blancos. Un cielo desteñido asoma entre los árboles secos, y las sombras purpúreas de las casas tiñen las veredas solitarias y húmedas.

Tapo mis oídos con auriculares, ajusto los cables, manipulo el volumen, play, y camino, me desplazo, cambio de punto espacio temporal. Estoy en la parte oscura de la ciudad, en las afueras de un microcentro de cinco cuadras. Entro en una calle opaca, un par de autos estacionados, y la seguridad de que sus dueños se encuentran lejos, o dentro de sus casas.

Un solitario hombre trepado a una bicicleta demasiado grande para él, pasea un maletín negro, con muchas trabas y seguros. Me sorprende. Tres pasos y ya no me sorprende.
Tarareo una canción en voz alta, y estoy seguro que si quitara mis auriculares podría escuchar mi débil voz rebotando por toda la ciudad.

Camino dos cuadras y excepto por el sujeto de la bicicleta, no veo a nadie más. Vacío.
Me refugio en mi música, y la acoplo a la imagen. O al revés. La música como pincel para pintar la vida descolorida que nos rodea. La música como lupa para develar los verdaderos colores de la vida.
La música como medio para que casi me atropelle un colectivo de la línea 40.
Posted by Anónimo at 4:21 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
La bomba! La bomba! Dónde está la bomba?!
Posted by Telex at 10:53 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
Hola, soy una persona feliz(1). Mi felicidad abraza mi alma cálidamente(2). Todos los días de mi vida despierto y te encuentro(3). Soy una persona agradecida(4), y estoy convencido de que viviré feliz para siempre(5), flotando en la eternidad(6).



(1). Es mentira. Soy una persona infeliz, mi vida sucede con la misma pena que la vida de una mariposa descolorida y sin alas.
(2). Esto no es cierto. De hecho, mi felicidad no existe. Lo único que abraza a mi alma y cuerpo es el aura de tristeza, que es tan grande que (lo asegura mi psicólogo) sobresale 30 cm. de mi cuerpo. Y el abrazo, además, es bastante frío.
(3). Tal vez la frase correcta sea: "Todos los días de mi vida despierto y no te encuentro, porque nunca estuviste a mi lado. No te encuentro porque siempre estuviste totalmente lejos de mí. No te encuetro porque me dedico a rastrear tus rastros, y a caminar por tus huellas, pero tengo un pésimo olfato, y siempre llego a un lugar que ya abandonaste. Estoy atrasado tal vez una media hora en relación a tu universo.
(4). Lo único que puedo agradecer es la poca fe que tengo, y lo disgustado que estoy. A eso, es posible sumarle el hecho de que mi vida penosa es algo digno de no-agradecer.
(5). Una doble mentira existe en esto. Ni viviré eternamente, y mucho pero mucho menos, viviré feliz. Todo parece indicar que floto a la deriva en un mar gris y monótono y opaco. Todos los días de mi vida son polaroids mal reveladas, que se van apilando y contaminando unas con otras, manchandose lentamente, apilandose sobre mi mesa de luz.
(6). Aquí, por fin, se puede leer una verdad. Flotando en la eternidad, pero no la que parece indicar la oración, sino, por el contrario, la eternidad más penosa y amarga que se pueda pensar, mientras el tiempo es un viento que golpea mi rostro, y lo agrieta. Y yo, mientras escribo esto, soy el anciano que mira por la ventana al árbol seco y deshojado que ya casi no se esfuerza por mantener la única hoja que queda colgando, sacudiendose por el paso del tiempo. Tal vez soy ese árbol. Tal vez.
Posted by Anónimo at 11:12 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
Estoy esperando una bomba. La bomba que limpia todo y siembra terrenos baldíos, la bomba.
Posted by Telex at 9:48 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
no puedo mas no puedo mas, todo da vueltas vueltas vueltas vueltas vueltas, todo siempre lo mismo da vueltas y no lo soporto mas no aguanto mas la impotencia la ira la desesperación la cama la habitación la ciudad todo es lo mismo y no puedo escapar de esa cuerda que une todo, no la puedo cortar, no puedo vivir en ningún lado, no puedo hacer nada, no puedo volver atrás ni mirar para adelante, no puedo vivir, seguir manteniendo esto, no puedo mas y todo da vueltas vueltas vueltas vueltas.............................
Posted by Telex at 1:29 a.m. | 0 acotaciones infames Leed más
Estoy con fiebre. Tengo fiebre. Una manta me cubre, duermo vestido y parece que el mundo es un río por el que navego, lentamente. Soy Boromir por el Anduin, tratando de llegar a Gondor.
Posted by Anónimo at 9:28 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
El amor es el signo y nosotros somos significante y significado.
El amor no existe porque se muestra y no se ve cuando no se ama.
El amor es positivo, no surge de un hueco, no nace de lo opuesto.
El amor no busca el propio regocijo.
El amor es libertad. Libertad de amar a quién y cuándo.
El amor es darlo todo desde la oscuridad, aún cuando no lo parezca, aún cuando uno siente desarmarse con la misma alevosía.
Posted by Telex at 11:49 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
La bestia se paró frente a mí de improviso. No la esperaba. Me tomó con sus brazos y me arrojó contra una pared. Me dijo que yo no era nada, que yo no tenía poder, que yo no conocía la verdad. Me resistí, pero su fuerza era imponente. Su odio era transitivo y lo vencía todo, hasta el más profundo y arraigado sentimiento. Llegó como una mentira entre la más fuerte sensación de realidad y todo se volvió gris. Las cosas nunca habían sido grises.
Posted by Telex at 11:47 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más

Tercera Ley (la de Oro)
Una persona estúpida es alguien que ocasiona daño a otra persona, o a un grupo de gentes, sin conseguir ventajas para ella misma --o aun resultando dañada.

Posted by Telex at 11:45 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
Aquí sigue una de las Cinco Leyes de la Estupidez, según Carlo Cipolla:

Primera Ley
Siempre subestimamos el número de gente estúpida.

Esto no es tan obvio como parece, dice Cipolla, porque:
a. gentes que habíamos pensado como racionales e inteligentes repentinamente resultan ser estúpidas sin lugar a dudas.

b. día tras día nosotros estamos afectados en cualquier cosa que hagamos por gente estúpida quienes invariablemente se aparecen en los lugares menos apropiados.
Posted by Telex at 11:39 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
Sos un lápiz con punta de goma-grafito buscando un sacapuntas de madera.
Posted by Telex at 1:44 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
Ahora soy más bueno.
Soy más inmoral y menos conformista.
Soy más impulsivo y más humano (sí, soy mas impulsivo)
Soy más etéreo y creativo.
Soy más desenfrenado y apasionado.
Soy más funcional y menos radiactivo.
Soy más verosímil y pregnante.
Soy más bolchevique y más burgués.
Soy más hombre y más superhombre.
Soy más irresponsable y más valioso.
Soy más histérico y más histórico.

Soy tan trascendental y eterno que en tu corta vida de camarera neoyorquina sólo pudiste servirme café.

Soy lo que nunca pudiste tener.
Posted by Telex at 1:43 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
¿Qué es sentarse solo en la cocina de casa un sábado a la siesta, prender un cigarrillo, sacar la Coca de la heladera y servirla en dos vasos?

¿Que de alguna forma misteriosa todavía estás acá?

¿Qué es que cuando nadie me ve mi ceño se frunce y mis ojos se desvían en respuesta a una boludez que nadie nunca va a decir?

¿Que en algún lado me estás diciendo una boludez?

¿Por qué ordeno las sillas del living y quito los bolsos de encima mientras caliento la pava para hacer café?

Porque de alguna forma misteriosa todavía estás por venir.

¿Qué dice el órgano lúgubre que suena en mi patio las tardes de domingo?

Que a mi amor nunca podrán sacarlo de raíz.
Posted by Telex at 1:38 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
Preparados los principiantes. El juego se hace esperar. La gente grita, comenta, hace apuestas, busca su lugar.
Salen los dos equipos: Local y Visitante.

El Local, luchando por la promoción, por un lugar en primera, por dos meses más que solo sirven para el recuerdo... tarde o temprano lo inevitable: goles anulados, árbitros comprados, el banco vacío. En lo más recóndito de la platea, encerrados en 4 alambrados, gritan los simpatizantes, que son pocos, pero creen que este equipo está hecho de garra, pero que no es como los del 40, cuando estaba Breso, Balbi y Comboni. Es el equipo de Zamora, uno de esos que aparecieron en un acto de arrojo para salvar las papas y que lo único que tienen es fuerza para meter bien abajo y calentar a la parcialidad, pero que no te garantizan un triunfo hasta el 3 a 0 a los 43 del segundo tiempo.

El Visitante en lo alto de la tabla y las estadísticas, entrando al campo por enésima vez, asumiendo los siguientes 90 minutos como el trámite burocrático que será. Todos pibes, de abajo, un relojito. Parecen alemanes.
El 7 (Bisconti) busca de antemano el hueco del partido, el callejón de la derecha. Se proyectará por ahi como a los 10 minutos y el centro saldrá solo para Blanco, 9 experimentado y goleador indiscutido. El cabezazo viene solo, siempre es lo mismo. Este arquero se comió como 11 goles por el ángulo derecho. No tiene reacción y Blanco lo sabe.

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Y ahí está Blanco, definiendo con la frialdad que lo caracteriza, bajando la persiana y cerrando el 4 a 0 definitivo. En una tarde inolvidable, de un despliegue individual indiscutible. Delira la Platea de Av. Bernal. Y el tipo con tranquilidad, saliendo de la cancha ante los aplausos amigos, con el corazón en la mano. Se lo arroja a los plateístas. La tribuna descontrolada. Se saca un muslo y se lo regala a un alcanza-pelotas.
Y el tipo se sienta, con las medias por el pie y las canilleras apuntando al sur, echando ducha de agua mineral, disfrutándolo. Es su último partido en el club. La gente lo discutió al principio pero se armó de respeto. El Lunes viaja a Las Canarias, contrato por un año en Sporting Utopía de Ibiza. Ya no será el grito ni el furor. Los ingleses juegan a otra cosa y se venden por una tapa de revista. Será otro trámite burocrático. La titularidad, los periodistas, 32, 33, el técnico holandés, lesiones, 34, 35, infiltraciones, banco, 36... la vuelta a casa. El amor, los goles. Los goles, los amores.
Posted by Telex at 9:34 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
Caminé hasta el kiosco de enfrente, busco la verdad en lugares insólitos. En una Tita hubo verdad o un pedazo de realidad. Una cosa tan insignificante. Una galleta bañada en chocolate, significante, ancla de viaje. Mi abuelo, mis 8, la chica, la vista al río desde el piso 14. Mi abuelo con la aspiradora, pasando por todos lados, pidiéndome que levante los pies y en eso, le saca el adaptador al tubo y empieza a aspirarme el pupo mientras me toma de los brazos y me hace cosquillas y se ríe porque la situación le da mucho más que risa y, nosotros, nos reímos cuando las cosas son más que graciosas y lloramos cuando las cosas son más que tristes, cuando la verdad se nos despega de los alveolos pulmonares y se nos pone en la frente con fuerza. La chica, con la Tita, de imprevisto, un martes o que se yo, toca timbre y dice algo de unas papas o no se que, porque no la escuché, estaba tratando de pensar mientras se me movía un hurón en el páncreas, mientras la muchachada me miraba con intriga, más intriga que la mía. Entonces pasa, los mates y la charla trivial, hay que hablar de algo. El chiste y los furcios de siempre, el comienzo, el cambio, el momento en que alguien cambió por el resto de la historia del universo la historia del universo. El universo que hoy es mío. El universo que es la tita, que es el kiosco, el kiosquero, la señora que pide un suelto y el tipo le da un L&M y no le importa nada porque lo que importa es el pucho y el café. Como la Tita que una vez tuvo el mate cocido de mi abuelo, que una vez fue el premio a no se que, la recompensa, la perdición. Que otra vez fue una plaza. Es una galleta cubierta con chocolate, una de millones que viajan por el mundo. Una de tantas que alguien come: ahora hay 121 niños manchandose con una Tita, 5 adultos regalándole una a un niño, cinco novias regalándole una a su novio y tres kioskeros sacándolas del mostrador porque están vencidas. Nunca encontré la verdad. Me conformo que la verdad es lo que yo amo y todo aquello que me lleva al amora. La Tita unió todo eso. El Sr. Terrabusi no lo sabe, es solo nicho de mercado. Es más que eso.
Posted by Telex at 1:50 a.m. | 0 acotaciones infames Leed más
Primero realizó un gran intento por quitar esa nube polvorienta que habitaba en su mente. No pudo lograrlo instantáneamente, pero, poco a poco fue despejando el cielo de sus ideas, y algunas tal vez brillaron, aunque fuera por un instante.
Luego, cuando la nube hubo de posarse en otra zona de su mente, resolvió comenzar a diagramar, como quien construye fortalezas, sus excusas y sus motivos.

Era tarde, muy tarde. Frente a la pantalla amarillenta, algunos insectos revoloteaban, seguros en una luz tan nueva y tan vieja a la vez, que les daba ese calor innecesario en esta época del año.

A lo lejos, tal vez en algún edificio de la zona, podía escucharse el sonido vibrante de un televisor. Un televisor encendido, pensaba, era algo que ya no hacía falta. Uno, con cerrar los ojos, podía fácilmente imaginar cualquier tipo de programa o publicidad televisiva.
Pero, la verdad, y sólo la verdad, a él en particular, no le interesaba. Perder el tiempo era ahora algo que debía hacerse con cuidado. Perder el tiempo como un ritual diario, cuyos ingredientes mágicos eran apenas unas pastillas, y bueno, un monitor.

De modo que, listo, y sobre todo, lleno de esas pastillas, comenzó a escribir lo que parecería ser una suerte de carta a alguien apegado. Una carta, para no olvidar aquella antigua palabra, que comenzaba a desaparecer con el correr de los años. Y la verdad, los años habían corrido mucho, y muy rápidamente.

Y el posarse de los insectos en el monitor era tal vez razón suficiente para seguir escribiendo. El suave murmullo de las alas y las antenas y las patas, y las pequeñas bocas y los pequeños dientes, modificaban de forma increíble la forma en que uno vivía.

Él sabía esto, y mucho más, y pensaba que sí, que estos insectos pegados a una sucia pantalla decolorada otorgaban más salud y más experiencias que toda una vida frente a aquellas cosas que en otro tiempo se denominaran personas. Los insectos, las teclas, el monitor naranja: fuera de eso, oscuridad total, como si las luces no tuvieran ningún deseo de encenderse, como si apagar las luces sirviera para espantar el calor y todo lo que se encontrara en ese misterioso detrás.

La carta, volviendo, era apenas un esbozo informal y desprolijo de lo que seguramente hubiera sido una carta en otro tiempo: unas líneas apretadas, tipografías modernas, con patas largas como los insectos de los monitores, y un color grisáceo como cualquier abdomen de cualquier mosca. Las patas de insectos dibujándose en el monitor, junto al ruido del rebote constante de teclas, llenaban de sensaciones su mente lejana, distante, lejos aún de su cuarto, lejos de todas las cosas que lo envolvían. O de todas las cosas que él envolvía. Los límites eran inciertos, y en qué punto exacto él comenzaba a ser la computadora, o en qué momento el teclado dejaba de ser teclado para comenzar a ser su mano, era algo que pasaba inadvertido. Valdría decir que en esa luminiscencia naranja, todo era más o menos una sola cosa. Incluso los insectos revoloteando por la pantalla.

Las letras que corrían pixelares por la pantalla dibujaban inquietantes ideas, ideas traídas de algún lugar oscuro de alguna mente oscura. Y el texto, en suma, carecía de sentido. La metamorfosis de la pantalla blanca a la pantalla llena de patitas era un pestañeo en el tiempo y el espacio. Y las ideas que de ahí surgían comenzaban a ser un esbozo de la última idea que tendría, aquella que lo cambiaría todo.
Entonces, las relaciones entre los insectos, las patas, las letras, y el brillo del monitor desataban nuevas configuraciones, que, usando de conectores los ojos y las puntas de los dedos, llegaban hasta el cerebro. Las configuraciones desatadas, eran pequeños soles y pequeñas galaxias, y parecía que las letras formaban toda la materia con la que estos pequeños universos se construían.
Las letras como átomos, como aire, como vacío, como nebulosa danzando lentamente en su mente. Las letras como fórmulas químicas de todas las cosas existentes y posibles de existir.

Cada posición de las letras determinaba nuevas relaciones, y el tiempo se iba consumiendo, flotando lejos de las húmedas paredes, flotando hacia el eterno azul del techo.

Nuevamente, como ya alguna vez se observó, el cielo era el techo, y el techo el cielo. Las ideas consumidas, estrellas quemándose lejos, arriba, en la profundidad. Y las letras, emergiendo del blanco, eternamente, despertando, asomando de una sábana blanca, radiactiva, fosforescente.

Y él, conector entre lo real / pixelar, escribiendo, más allá del teclado, más allá de la mente. La simbiosis entre una cosa y otra, la carta dirigida a la persona que era todas y era una sola.
La carta, lentamente, carente de más ganas de seguir, cansada de crecer de izuiqerda a derecha y de arriba a abajo, terminó.

Luego de eso, silencio, el suspiro de la máquina, el descanso del teclado. Algunos insectos que miraron, y dejaron por un instante de revolotear, y la rara sensación de que eso era el fin de todo. Un "su mensaje ha sido enviado", seguido de un ruido seco, y un apagarse de toda luz naranja, dejando sobre los insectos y la pared una fosforescencia verde que no se quitará fácilmente. En la oscuridad, los insectos comiezan a volar nuevamente, con un poco más de frío, pero sabiendo que tal vez, cuando el mensaje llegue a destino, no queden más posibilidades de volar.

Lejos, las personas, ni la menor idea.
Posted by Anónimo at 3:13 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
DOMINGO

Despierto, y es como una aguja atravesando mi cabeza, de derecha a izquierda. Una frazada se descubre en el piso, gracias a ese cambio de temperatura que –jura el termómetro- ocurre de la noche al día, o de la madrugada al mediodía.

El color que se disipa por las noches vuelve, y los aguijonazos siguen marcando los segundos, y ya casi es fácil imaginar-mientras me levanto de la cama- que los minutos y las horas serán celebrados con pinchazos de mayor intensidad.

El despertador rojo sobre la mesa de luz pide cuerda, y un libro marcado con una mendobus, pide un poco más de atención. Una zapatilla se esconde entre unas revistas prestadas, y sólo se delata por un cordón desertor que opta por asomarse entre el papel polvoriento.
La ventana se mantiene semiabierta, para dar paso a una parte de la luz del día, para obligarnos a dormir más de la cuenta, y el azul de las paredes recibe un parcial rayo de sol, que juega lentamente de derecha a izquierda.

La puerta, cerrada para mantener los sueños revoloteando por la habitación, se abre repentinamente, y espero que sea esa mirada sostenida por ese cuerpo, con los que estuve en mis sueños. Pero, a modo de castigo, la mirada es otra, sostenida por otro cuerpo, y los sueños que todavía habitaban mi cabeza, vuelan hacia el pasillo, para escapar por alguna ventana mal abierta.

Hora de caminar torpemente por la calle, con unos finos y apenas cálidos rayos de sol tiñendo mi buzo y ajustando mi ceño, y esa incomparable soledad de día domingo a las 12 a.m. Después, sólo después, todo parece volver a la estabilidad de siempre, pero mientras, un extraño perro se cruza en mi camino, y una señora barriendo, la escoba flaca y gastada, como la mano que la esgrime, dibuja una extraña trama en la vereda, y decido cruzar la calle, para ver si ahí, en la vereda de enfrente, estás, con el abrigo necesario, con la sonrisa cercana, con la mirada distante, y con ese aura que dice tanto, pero cómo te explico, cómo puedo decirlo.

Espero, y creo ver, sí, a mi sueño escapar hacia una tienda cercana a la esquina, y casi corro, casi vuelo, empujado por otro viejo sueño de un anciano en silla de ruedas, que al parecer decidió quedarse dormido en la puerta de su casa. Y el vuelo es suave, y me deposita casi en la tienda de la esquina. Y sí, conozco la gente, y conozco la poca luz del lugar.

Busco, en la oscuridad, entre los vecinos, mi sueño, tu sueño, pero creo sentir apenas el suave repiqueteo de la campanita de la puerta, que anuncia la entrada y la salida, y estoy seguro que después de marcar una diferencia importante en la balanza donde se estaban pesando los tomates, decidiste salir nuevamente, hacia el semicalor de afuera.

Trato de moverme ligeramente, pero esta vez es como en los sueños, todos aceleran menos yo, y mis pies insisten en patinar en un cuasi loop sobre una baldosa reseca y quebrada, y creo que el sueño tomado de la mano de mis esperanzas comienza a alejarse. Puedo ver que en la esquina, cruzando una calle, pasa por encima de un Fiat rojo, y casi desaparece detrás de la florería, pero lo piensa dos veces, y decide tomar a la izquierda, cerca de donde el zapatero se encuentra hablando sobre la hija del verdulero con el hermano menor del carnicero.

Y ya parece que me estoy alejando demasiado de mi casa, y de mi objetivo. Porque el sueño se pierde en un parque, y de nuevo, dentro del parque, espero verte asomada entre un árbol nudoso, o allá, detrás de esas flores. Pero no, de nuevo, negación, como esos sueños donde el inconsciente decide sabotearnos y burlarse de nosotros, para ver cómo, por qué. Y sigo, ya que estamos, hacia el pequeño estanque de hojas secas y peces muertos. Y ahí mismo parece que te has detenido, en el medio, para bailar, posada en alguna ramita, o en una lata oxidada. Como sea, en tu indecisión, decido llamarte, convocarte. Nada.

Decido comenzar a gritar, y decido que no me importa la gente que se acerca trotando para alejarse corriendo, por que, admitamos, a nadie le gusta ver a un pibe llorando en la orillas de un estanque semipodrido un semidomingo de semisol.

Y espero la respuesta, tu respuesta, y cierro los ojos para recordar miradas, para acercar distancias, y para abrazar un poco más tu sonrisa, que casi se pierde con el fondo oscuro e inmaterial del sueño. Y abro los ojos, para esperar que estés ahí. Pero las lágrimas no ayudan a hacer foco. Cierro una puerta, esperando que al abrirla nuevamente, la imagen se funda con tu presencia.

Lo intento muchas veces, hasta que funciona. Estás, del otro lado del estanque, sentada sobre una pequeña colonia de hojas secas y caídas, y mirando con esa sonrisa que marca unos finos paréntesis en tu rostro, y tu nariz que no se atreve a hacer mucha sombra, y los ojos profundos que miran dentro de mi figura en blanco y negro.

Y después, para terminar hablamos, y para terminar prefiero no hablar más y mirarte fijo, esta vez más de cerca, y decido que la gente que se acerca corriendo y se aleja trotando tampoco me importa demasiado. Decido, como quien tiene muchas llaves y muchas puertas a su alcance, abrir mis ojos totalmente, y mostrarme totalmente como soy. Decido que sos acreedora de todo lo que soy, y que podés pasar a cobrarlo inmediatamente.

Despierto tiritando, con los ojos duros y doloridos, en la orilla del estanque. Ya el sol se encuentra más abajo, y la horizontalidad de sus rayos genera colores naranjas que tiñen todo lo que veo. Lejos, arriba, en el gran naranja, las nubes juegan y se juntan para aparearse y dar a luz nuevas formas. Y a pesar de la distancia, pareciera como si el cielo hubiera descendido varios escalones, o tal vez yo crecí varios centímetros. Y casi estiro el brazo para agarrar un manojo de nubes, pero esta vez decido que sí me importa la gente que se acerca caminando, y los dejo que se alejen caminando, mientras, casi a 180 grados, diviso el camino a mi casa.
Posted by Anónimo at 3:00 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
Te vi en un sauce, en Pedro Molina y San Martín, y vi cómo el frío te arrugaba las manos, cómo las frotabas contra el saco mientras la ciudad dormía indiferente. En eso apareció un muchacho, con el pelo ebrio de viento y la sonrisa olvidada, como si no fuera parte de la historia, como si tu camisa no fuera la de antes. Desde la ventana poco se puede hacer (gritar de un décimo piso no es algo que suela hacer). El espectáculo me era familiar: la cintura, la nariz roja, la mochila, la bufanda. El muchacho nervioso como solo se está nervioso en mayo, cuando los estudiantes viajan a casa en colectivo y llenan los asientos de gritos y comentarios triviales, y uno se abstrae en la humareda del pensamiento y el paisaje urbano. Nervioso porque su voz nunca había sido escuchada, porque frente a él, sentada en la baranda que separa la vereda de un olvidado zanjón, estaba la mujer que lo había descolocado, que lo había dejado ahí, absorto, tantas tardes sin saber qué hacer. Y no sabía si era una mujer. Yo los vi rodearse de territorio, invadirse en almas, reír de nada. Rozarla a ella con su inocencia y ella mover las fichas, tejer. Algo se dijeron, vi sus labios moverse, los vi abrazarse por primera vez (él con su saco que le tiraba los codos, haciendo fuerza para vencer el talle, para rodear su talle). Ella tal vez pensando en sus historias, mirando a todos lados sobre su hombro. Los vi quedarse y esperar el colectivo que pasó mil veces y que nunca quiesieron ver. Los vi mover sus cabezas, tomar sus manos mirando de reojo a los transeúntes. Los vi hace mucho tiempo y era mayo, frío como hoy. Que será de ellos. Que será de su saco.
Posted by Telex at 7:47 p.m. | 0 acotaciones infames Leed más
Morir tejiéndote un colchón y no estar ahí cuando caigas.
Y no dejar de tejer cuando no usás mi colchón.
Vivir en Nebraska o en Calcuta cuando quieras vivir ahí.
Atravesarlo todo para sostenerte una bolsa de aire y luego salir corriendo.
Decir tu nombre con banderas y malabares.
Ser tu trampolín y quebrarme en tu salto.
Ser tu piscina y secarme para que te seques.
Viajar a Andrómeda en las noches, cuando dormís, para guardar un poco de polvo de estrellas en una cajita y volver antes de que despiertes.
Darte una ruta aérea por mi territorio y una salida de emergencia de mi turbulencia.
Mover los hilos en tu escenario para darte el papel protagónico.
Llorar bajo las sábanas sin que se mojen tus piernas.
Hervir un lago y que llueva para prepararte café y tomar el café de tus labios.
Hablarte en alemán mientras invaden Polonia.

Un matafuegos descartable en Puerto Blest.
Posted by Telex at 1:47 a.m. | 0 acotaciones infames Leed más