Preparados los principiantes. El juego se hace esperar. La gente grita, comenta, hace apuestas, busca su lugar.
Salen los dos equipos: Local y Visitante.

El Local, luchando por la promoción, por un lugar en primera, por dos meses más que solo sirven para el recuerdo... tarde o temprano lo inevitable: goles anulados, árbitros comprados, el banco vacío. En lo más recóndito de la platea, encerrados en 4 alambrados, gritan los simpatizantes, que son pocos, pero creen que este equipo está hecho de garra, pero que no es como los del 40, cuando estaba Breso, Balbi y Comboni. Es el equipo de Zamora, uno de esos que aparecieron en un acto de arrojo para salvar las papas y que lo único que tienen es fuerza para meter bien abajo y calentar a la parcialidad, pero que no te garantizan un triunfo hasta el 3 a 0 a los 43 del segundo tiempo.

El Visitante en lo alto de la tabla y las estadísticas, entrando al campo por enésima vez, asumiendo los siguientes 90 minutos como el trámite burocrático que será. Todos pibes, de abajo, un relojito. Parecen alemanes.
El 7 (Bisconti) busca de antemano el hueco del partido, el callejón de la derecha. Se proyectará por ahi como a los 10 minutos y el centro saldrá solo para Blanco, 9 experimentado y goleador indiscutido. El cabezazo viene solo, siempre es lo mismo. Este arquero se comió como 11 goles por el ángulo derecho. No tiene reacción y Blanco lo sabe.

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Y ahí está Blanco, definiendo con la frialdad que lo caracteriza, bajando la persiana y cerrando el 4 a 0 definitivo. En una tarde inolvidable, de un despliegue individual indiscutible. Delira la Platea de Av. Bernal. Y el tipo con tranquilidad, saliendo de la cancha ante los aplausos amigos, con el corazón en la mano. Se lo arroja a los plateístas. La tribuna descontrolada. Se saca un muslo y se lo regala a un alcanza-pelotas.
Y el tipo se sienta, con las medias por el pie y las canilleras apuntando al sur, echando ducha de agua mineral, disfrutándolo. Es su último partido en el club. La gente lo discutió al principio pero se armó de respeto. El Lunes viaja a Las Canarias, contrato por un año en Sporting Utopía de Ibiza. Ya no será el grito ni el furor. Los ingleses juegan a otra cosa y se venden por una tapa de revista. Será otro trámite burocrático. La titularidad, los periodistas, 32, 33, el técnico holandés, lesiones, 34, 35, infiltraciones, banco, 36... la vuelta a casa. El amor, los goles. Los goles, los amores.

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