No lo leas

Una gota de 150 centímetros cúbicos nace en mi frente.
La parrilla giratoria del ventilador, burdamente apuntado a mi cabeza a escasos centímetros de mí, me envía ráfagas de viento caliente con una cadencia intermitente de un segundo.
"In my place, in my place", lo debo haber escuchado mil doscientas veces pero ya he agotado toda la música disponible en mi ordenador, que no debe superar la hora y media en total: tres discos de Coldplay para tener a mano cada vez que hay que sacar algo, uno de Pearl Jam en vivo en Buenos Aires el 25 de noviembre y uno de PJ Harvey que acaban de pasarme, que no es para nada despreciable.
Nicolás lo dijo: hay vasos por todos lados, sobre los discos, la computadora, la mesa de luz. Lo certifico, es verdad. Y probablemente es culpa mía, yo soy el que no deja de beber 7up.
 
A qué viene todo esto?
 
A nada, como todo.
 
Tengo que hacer algo que ocupe mi tiempo, porque no aguanto más el calor y no quiero hacer nada.
 
No tiene sentido, te avisé. No lo leas. No vale la pena perder tu tiempo como yo.

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