Tras el manto de oscurantismo que cubre el pasado de mis huesos hay una luz.
Tras los pasos que di una y otra vez, hay una silueta.
Delante de mi pecho hay ciudades, tranvías, escaleras mecánicas y voyeuristas frustrados.
Hay un día pasado que nunca vino, el día en el que confluyen todos mis errores, todas mis falencias. El día en el que confluímos vos y yo, sin premeditarlo, con plena sinceridad, en un café de Ginebra o en el sector fumadores de un boeing 747, da igual. Ahora estarás comprando un suéter, o estudiando álgebra, o escrutando la cartelera de cines. Te conozco y te hablo para que mañana me conozcas. Esto es lo que soy y no otra cosa. Soy ceros y unos en el limbo. Todos saben quién soy y nadie quiere aceptarlo. Entonces, para que no te asustes, aquí está.

Sobre...