Luces intermitentes, temblores sacudiendo el cuerpo, y unos brillos metálicos aparecen y desaparecen como un extraño pájaro picoteando una bolsa de basura.
Un temblor, ecos lejanos, voces deformadas de ida y vuelta, sonidos agudos, las paredes se contraen y un profundo dolor y miedo inundan lo ya inundado. Grandes insectos metálicos aparecen por un lado y por otro, y los canales se destruyen, y la habitación se sacude, se retuerce, hasta que de golpe, de improviso, todo se calma.

Un golpe brusco, una gran inclinación del suelo y la sensación de estar atorado, ahogado. Ruidos, muchos ruidos, dolor y luces intermitentes que empiezan a ser una gran luz blanca. Al final, espacio, campo de visión, espacio libre, aire. Un gran grito como un tren avanzando a toda velocidad, devorando todo a su paso.

Es un varoncito, dice la partera.

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