Antes de retirarme, te saludo. Antes de dejarlo, te miro. Antes de abandonarlo todo te hablo. Antes de que todo caiga, antes de hundir mis ojos en la oscuridad, te observo, una vez más: una pálida luz en la orilla de la nada. Los pies descalzos, los labios fríos, la mirada perdida, perdida más allá de mí, más allá de esta sombra.

Antes de desaparecer por completo, antes de esfumarme en las sombras, te miro, entrecerrando los ojos, tratando al final de todo de descubrir tu mirada, tratando de descubrir porqué ya no soy lo que parecía que era para vos.

Me voy, me entierro, así es. Buscame en la fosa, número 3 en el segundo pasillo a la izquierda. Las flores no me gustan, tal vez podás dejarme una explicación de porqué vos estás ahí y yo estoy acá. Simple.

Sobre...