Recuerdo montañoso

E inesperadamente fuimos a parar ahí, al medio de la nada. Me dio un poco de cosa todo el paisaje, todo el tiempo transformado en piedra y caminos polvorientos que los caballos aplastaban furiosos, mientras lejos, del otro lado de la montaña, las casas se arracimaban en desparejo desarrollo y cada tanto, si el viento así lo quería y lo deseaba, el humo de los cigarrillos encendidos sin prisa se disipaba río abajo, a velocidad asombrosa, al menos la misma velocidad con que el agua bordeaba las piedras y deformaba las nubes de arriba.

Alguien mirando lo mismo que yo miraba, la perspectiva de los picos cortando el cielo en zigzag desprolijo, el sol dorando los pastos abandonados, las piedras a la orilla de la ruta, el sonido del río rebotando en nuestros pechos, los ojos y los pensamientos pastando un poco más abajo, nuestras espaldas recostadas a la sombra de una roca gigante.

Lejos el mundo. Cerca, muy cerca, vos.

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