Sueño XXXULZ - 538A

Sueño que escribo. Sueño que estoy frente a una mesita de madera, mirando la noche recortada prolijamente en forma de ventana. Tengo una máquina de escribir a mi lado, sobre la mesita, y varias pilas de hojas de papel, en blanco. Me llama la atención una hoja que se encuentra encerrada dentro de una caja de madera, con huecos a los costados, huecos u orificios, igual, de un centímetro de alto, y de todo lo que dé de largo.

Miro la imagen de la noche, y recuerdo o sueño o imagino a Fernando Pessoa y sus escritos nocturnos, toda la tristeza reunida frente a esa diminuta figura en una diminuta luz en el medio de la mitad de la noche.

Comienzo a hacer ruido con la máquina, y para sacarme el ruido de el clac clac clac, o por mi instinto compositor, comienzo a pensar en voz alta, haciendo la quinta de la nota de la máquina, aunque el metal sobre el papel (¿el papel?) a veces produce variaciones, como un violín no ejecutado a la perfección, una nota pisada casi casi bien. Pero no.

Y mientras pienso en voz alta lo que escribo, una carta a Miracles, donde me hago / le hago alguna estúpida pregunta existencial, justo en el momento de el "¿Por qué..." la piecita se extiende a mis espaldas y Manchi aparece, recostado en una aparecida cama, releyendo u hojeando un libro, y me dice:

- Che, me parece que eso de la pregunta mucho no rankea, esas preguntas no quedan bien, nunca, y....-Y así sigue, pero ya es como un motorcito, la voz se aleja, la cama se aleja y la piecita se cierra nuevamente. Dos metros por dos metros.

Termino de escribir la carta, y descubro que la carta no está en el papel, si no que cada letra de la carta es una letra metálica de la máquina de escribir, apiladas en la mesita.
Agarro de a una las letras metálicas, cuidando de no mancharme con tinta (como si se tratara de un sello) y metiéndolas con cuidado por la ranura de la caja de madera, comienzo a transcribir la carta sobre el papel guardado, tarea por demás imposible. Despierto.

Sobre...