Sueño XXXULZ - 538B

Camino por la ciudad, totalmente triste. La ciudad se pinta y se despinta, primero colores apagados, después todo sepia, una y otra vez, un balde sepia seguido de otro a todos colores, pero entre cada pasada los colores se van mezclando y ensuciando. La ciudad, cada vez se hace más oscura.

Miro edificios, remates arquitectónicos. Mis pies, casualmente, con cada pisada producen temblores en la tierra. Veo árboles, baldosas, y mis pies se posan en el suelo y el piso se rompe, se tajea, la tierra tiembla con cada paso. Hay un silencio total, como el silencio de una cinta de audio, o un disco de vinilo antes de dar con la primera nota. Un silencio a polvo, a aire suspendido, a un lugar cerrado para que este silencio rebote y se produzca una suave vibración.

Tengo sed, y me dirijo hacia la fuente de una plaza. Voy a beber algo, a la sombra de un Sarmiento o un Belgrano o algún otro, tal vez un San Martín, pero sin caballo, sin dirección oeste, como si justo lo hubieran capturado en otro momento histórico, un momento donde la historia estaba durmiendo, donde no debía quedar nada grabado, y ahí estaba, pues, Don José haciendo cualquier otra cosa menos liberando patrias.

Mientras me acerco a la fuente, mi sombra crece, se agiganta, y mi cuerpo también. Los huecos dejados en la tierra son mayores ahora, y tengo la altura de un edificio. Me agacho para tratar de tomar agua, más temblores sordos, apoyo una mano en la copa de un árbol y observo que la fuente está apagada, y seca.

Sobre...