espontáneo

La frescura del árbol más cercano husmea en la ventana, entre las sábanas colgadas y la toalla semi húmeda, y me ve encorvado e inexpresivo, alumbrado por la luz pálida de un monitor en decadencia.
 
Desde el cenicero a mi derecha se escucha una voz: "Te invito otro más?", y asiento con la cabeza mientras tomo una pequeña caja de fósforos.
 
Descubro al prender el fósforo que, según las indicaciones al reverso, lo hago del modo inseguro o negligente. Esto es produciendo el roce desde afuera hacia adentro, a riesgo de que una pequeña chispa encienda mi remera azul, y provocando una muerte lenta y dolorosa a lo Bonzo. Probablemente tan lenta y dolorosa como el cáncer de pulmón, pero no tan a largo plazo. El fósforo debe prenderse de adentro hacia afuera, si la llama salta, encenderá al pariente más cercano.
 
Y luego de encender el cigarrillo analizo cómo se puede combatir el crímen en esta ciudad si la persona que recibe las denuncias en la comisaría sexta muestra sus tetas sin ningún reparo.

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