mendoza a la siesta

un poco de masoquismo, como cada domingo
sumergido en el anonimato de este convento de clausura
cuánta ternura en las plazas y los cafés!
cuánta gente invisible!
cuánta soledad en las veredas de este pueblo!
 
las cornisas se aburren de verme caminar
los municipales me expulsan de las calles agitando sus hojas de palmera
los cines abren para mí
las familias se esconden tras las ventanas
 
y yo
no tengo más que mis instrumentos
para despertarte
 

Sobre...