Gente grande

Admiro a esa gente que me ha enseñado a vivir, con su vida y sin más palabras, con su ejemplo inalcanzable. Los envidio sanamente. Se la creen humildemente.
Estoy condenado a seguir sus pasos, tropezando a cada segundo y perdiéndolos de vista cuando el cielo se nubla. Condenado a necesitarlos para siempre. Condenado a recordar a uno de ellos cada vez que hago algo. Condenado a la frustración de no poder ser tan maravilloso. Condenado a la maravillosa decepción que signifca saber que uno es el que copia exámenes y mis mediocres seis se los debo a ellos.
 
Uno a veces se cree más de lo que es por estar rodeado de estúpidos.

Sobre...