Un zapato, después otro. Así es. Una cosa es dar un paso, pero otra muy distinta es que los pies se muevan, no sé. Los pies son ese constante motor, esos palillos pisando por el barro, esas velitas de cumpleaños hundiéndose en la torta.

¿Quién es el gran muñeco de la torta? ¿Quién es el imbécil? Parece, sí, que soy yo.

Sobre...