Mirame. Tengo cara de haber dormido mal, sólo eso. Todo lo demás, si aprendés a despejarlo, es básicamente una mascarita, corrector de ojeras, una sombra, delineador, un poquito de polvo, y nada más.

Mi cara es la cara de aquellos que sienten el paso del tiempo como el mar estrellándose en su piel arenosa. Mi castillo de arena cae, pero de a poco lo reconstruyo. Mi imperio de polvo cósmico se arma nuevamente, llamo a las armas a todas mis ganas de hacer algo, ¡Fuego! ¡Fuego!

Las nubes se despejan, no puede llover para siempre, o algo así nos dice el cuervo, un señor Lee más que muere de forma rara, qué buena película, tocar la guitarra sobre la terraza, morir en el set, la cara con computadora, el maquillaje siempre se corre, no es como en otras películas, el maquillaje no dura nada, un instante. Maquillarse para que la lluvia lo elimine en el acto.

Mi imperio se levanta, o me levanta, miles de egipcios erigiendo una pirámide de arena a metros del mar, nadie sabe bien para qué, pero eso no es lo que importa. Pasar la vida entretenido, distraído en algo, para no darnos cuenta del paso del tiempo, del paso de la vida.

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