En esta atmósfera, papelitos en tiras pasan por mis ojos. Selecciono las personas que voy a ver, retruco a los demás, mando a la mierda mil cosas. Me reúno con personas que tienen ganas de reunirse, al calor otoño/ivernal de un día como hoy, al calor de las palabras que se cruzan, nada dice nada, nadie dice nada, no tenemos a Borges entre nosotros, no tenemos nada, sólo ese algo que nos convoca, cada uno sus secretos y visibles motivos. Yo voy por ella. Él va por aquella. Uno va porque no tiene la posibilidad de ir por alguien. Otro va para escaparse de una "ella".

Todos con manos frías y vasos de hielo apretados, las palmas blancas, el cuello tieso, la mirada apenas difusa, y por qué nadie me entiende? Me alegro un rato, las cosas que quiero llegarán, o llegan, o están llegando, algunas llegaron, y eso es todo lo que imnporta por ahora. Debo dejar de escribir en el blog y en la vida por un rato. Tengo los tendones del brazo izquierdo semi rotos, y es una pena porque me gusta escribir, soy diseñador (horas frente al teclado) y me gusta tocar la guitarra.

Si esos tendones no se ponen firmes, voy a perder el 50% de mi vida. Allá vamos.

Sobre...