Cuánto tiempo puedo pasar mirando por la ventana, entre los árboles, las luces, las calles, para ver si por esa esquina asomás tu cara, para ver si te parás bajo aquel árbol.
Para ver si, como siempre lo hiciste, caminás hacia adelante, como empujada por el viento. Para ver si, después de todo, volvemos a donde empezamos, porque, la verdad, y eso es lo único que cuenta, es que creo y quiero creer que después de esto volvemos al principio, que soy el diente de un engranaje y vos el diente del engranaje que le sigue en esta ridícula máquina, en este estúpido reloj. Y estoy esperando, mirando al horizonte, para ver cuándo te voy a ver nuevamente, cuando el ciclo se termina y vuelve a empezar, y nos volvemos a unir para tratar de darle un sentido a esto.

Te espero, oxidandome, y pensando que la vuelta es eterna, y que tal vez este mecanismo está completamente descompuesto, y que tal vez ya no gire, ya no giremos.
Pienso que con el tiempo este diente se gasta, me gasto, y vos también, y de esa forma tal vez el próximo encuentro pase inadvertido para nosotros, de la misma forma en que dejamos pasar todas las señales obvias y conocidas, para tomar sólo aquellas que parecen más brillantes, más nuevas.

Y tal vez, tal vez pienso. Y tal vez creo adivinar una teoría del universo. Pero seguramente estoy equivocado, seguramente todo es demasiado para mí. Seguramente, como siempre pasó, trato de descubrir el sentido en las cosas. Mientras vos sólo las vivís tal y como son, y mientras yo pienso sobre qué pasa si, vos te arrojás con los ojos bien abiertos, para ver tu caída libre, para ver tus brazos agitarse en el viento. Mientras, yo sigo esperando animarme a saltar, porque, la verdad, no sé, nunca voy a saberlo, si es lo más correcto. Nunca voy a saber si debería haber saltado con vos. No lo hice, y te perdí para siempre. Decidí quedarme en el avión que iba hacia Los Urales, mientras vos estás seguramente en una playa en una isla en el Atlántico.

Y extrañar sumado a esa sensación de soledad es más de lo que a veces uno tolera. A veces es mucho más de lo que podemos llegar a soñar en esos sueños marrones que tapan todos los colores con una perfección digna de altos e inescruables designios.

Sobre...