Change of seasons

Estar parado ahí, al borde, temblequeando, y siempre lo dije, no hay nada mejor que tocar ese fondo que uno nunca pensó que podía tocar. Me explico: dos horas o más de desesperación pura. Las posibilidades de muerte aumentadas, estiradas como una masa negra que nos envuelve, y nos da apenas un poquito de calor, calor que, por lo demás, sólo durará el tiempo justo para que empecemos a abrigarnos, y de ahí en más la completa fría oscuridad en la que nos sumergiremos.

A veces, no siempre, parece que de la noche brota más noche, más densa. En momentos como ese, mientras la cabeza retumba y estalla, pienso sólo en ese túnel que tengo en mi mente, ese que bloquea toda sensación, toda esperanza, toda lógica, y me engulle una y otra vez hacia adentro, de golpe, sin aviso.

Tengo la suerte de tener a alguien que sabe exactamente qué soy, y no lo duda un segundo. Alguien que se acaba de ir a su casa, y yo acá, sólo pensando agradecido que, la verdad, me alegro eternamente de haberme tropezado con una persona así, alguien que le escapa muchísimo a las caritas pintadas en serie.

- No, creo que mejor, por acá vamos...

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