La gente se acostumbra a alimentarse de lo ajeno. Todas las opiniones se forman de acuerdo a lo que escucharon de rebote, opiniones que no son procesadas, no son digeridas. No hay tiempo para pensar, para plantear las cosas en un marco firme, acotado.

Todo vuela por ahí, las ideas se cazan al vuelo y sin mirar, tratando de dar en el blanco, como si la verdad se tratara de una piñata a la que hay que darle con un palo, ojos vendados de por medio.

Sobre...