Ojos sonrientes. Pocas cosas importan más en este momento. Las miradas felices encontradas con las miradas felices. Estoy en ese tramo de la montaña rusa donde después de subir y subir y subir, llegamos a esa cima, ese punto cero donde por un instante no existe el aire, no existen los que están al lado, sólo el vértigo que comienza a gestarse, en el momento exacto que se termina para que a continuación siga el descenso en picada, y los gritos y las risas y el estómago aplastado por el aire.

La película, la cinta, está justo trabada ahí, en la cima. Falta un pelito para bajar libremente, para gritar y reír, para darle sentido a toda esta subida ridícula.

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