Parque

Unas baldosas que chupan la luz de la mañana entre su grietas, mientras beben un poco de agua, de rocío, de mangueras arrastrándose sobre las veredas con las primeras luces del día.

El parque, enfrente, azul en la bruma, dorado en las copas de los árboles, grisáceo en sus infinitos troncos y ramas. Hojas que se mueven apenas, engañando al ojo. Apenas como si respiraran la mañana, como si en sueños se agitaran suavemente.

Tus brazos sobre mis brazos, el viento juega con una bolsita en la calle, los troncos respiran un poco, la vida se acelera a veces, segundos que son milésimas de segundos, y se compensa con segundos como estos, que son eternidades. Segundos que se reproducen en mis ojos durante toda la vida.

La felicidad en el parque, y ese olor a Dios desparramado por ahí, al azar.

Sobre...