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El calor en la nuca, calor que nos abraza y no nos suelta, trae ese olor a recuerdos que se archivan en un cajón. El calor por estas latitudes me hace pensar en el año como una foto vieja que se prende fuego, y ya sólo quedará en nuestra memoria. El año muriendo calcinado, cerca del final, para sacar otro año nuevito del sobre y contemplarlo 365 días, para prenderlo fuego al final, y sufrir el calor de las llamas que queman lo tangible, y aspirar el humo que son los recuerdos. Aspirar todo lo posible, antes de que el año se extinga para siempre.

Saludos a los que andan por acá, mirando.

N.

Sobre...