lápices&gomas

Nunca aprendió nada, porque todo lo que pensaba se volaba cada tantas
mañanas.
Entonces no llegaba nunca a ningún lado, porque hacía lo urgente en vez de
lo necesario.
Como una veleta en Comodoro Rivadavia, cambiando de lugar el horizonte.
De manera admirable se autoinventaba cada tanto, para poder seguir viviendo,
para poder olvidar. Y lo lograba con astucia y efectividad. Se olvidaba
tanto que el ayer era una fotografía abstracta y dolorosa, sin ningún
tesoro.
Entonces todos los días empezaba como una hoja en blanco en una resma,
esperando ser escrita.
Yo la saqué y le escribí que podía ser barco, avión, escarapela o libro de
cuentos, y se ponía a llorar, y renegaba de su talento.
Pero al día siguiente aparecía en blanco, en la misma resma de siempre. Ser
más que una hoja le era demasiado difícil, porque siempre hacía lo urgente y
no lo necesario.
Para qué perder el tiempo? Las hojas quieren lápices, las hojas quieren
gomas.


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