Daughter

Falta poco para el acontecimiento del año. Se siente en el aire. Lo recuerdo porque está siempre caminando conmigo. A veces se pone frente a mí, y lo veo claramente. A veces lo pierdo en una esquina céntrica y creo que no se va a dar.

Anteanoche soñé por tercera vez en menos de un mes que veía a Pearl Jam tocando en vivo. Esta vez, sin embargo, yo estaba tocando en la banda. Stone Gossard me había ofrecido su puesto para tocar Daughter. Tenía en mis manos una guitarra electroacústica. La probé, nervioso. Sonaba como en los sueños. No había público, creo. Tampoco quise mirar. Matt Cameron estaba cerca mío, y antes que yo lo advirtiera largó unos golpes en el Hi Hat semi abierto. Alcé la vista: colores grises, una ventana abierta por donde entraba la luz del sol, y Eddie Vedder no estaba.

Acomodé mis dedos en Sol y comencé a tocar el tema, maravillado por el sonido que salía del amplificador. La banda en blanco y negro estaba cerca. Miraba mucho a Matt. El redoblante sonaba muy fuerte. Increíble. Como en los sueños.

No diré acá que fue la mejor version de Daughter que jamás escuché.

Pero lo fue.

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