El montañecismo: mito o realidad? (Parte I)

La topografía condiciona, misteriosamente, el andar de las personas.
No se cómo estas magníficas montañas atacan sigilosamente el inconsciente colectivo de esta sociedad. Se encuentra uno con seres únicos, que en el camino, van mostrando esa veta montañezca, indivisible, parte de su alma. Una cosa inexplicable. Como una mancha de nacimiento subcutánea que muy comunmente aflora ante la amenaza. Como un encierro geográfico que produce fiebre - segmentación social - paranoia - indiferencia.
Yo logro reconocer algunos posibles factores desencadentantes. El psicólogo o sociólogo podrá analizar más exhaustiva y seriamente la cuestión.
 
Desastres naturales
El piso se nos mueve eventualmente. Nuestras casas, nuestras pertenencias están siempre a punto de sucumbir. Los viñedos pueden ser destruidos, y con ellos, nuestro bienestar a corto plazo. Puede haber sequía.
Es mucho más tangible la posibilidad de que mañana ya no tengamos nada.
Entonces proyectamos a corto plazo, emparchamos, cambiamos.
Todo lo que tenemos es potencialmente efímero, mañana puede no estar, y no importa.
Entonces vivimos ahora, como sea, con quien sea.
 
En un pozo
Las montañas y la depresión geográfica construyen naturalmente un ghetto aislado del mundo. Ni siquiera vemos el horizonte. No vemos a nuestros vecinos, no vemos qué hay más allá. Nos cuentan que afuera pasan cosas maravillosas y decimos: "Claro, pero allá es muy lejos".
Encierro = ignorancia = conformismo. Estamos acá, para siempre. El mundo es para verlo en algún noticiero osado.
Esto, de alguna manera, parece trasladarse desde el plano social al individual. Cada uno en su rancho. La inminente catástrofe natural nos puso paranoicos. Estamos a punto de sucumbir, dentro de este pozo.
 
La barbarie
Estamos encerrados, paranoicos, nuestro mundo se viene abajo y hay que sostenerlo. Las personas son amenazas, y es reconocible la presencia del forasteros. Ellos no conocen, nos prejuzgan y vienen a llevárselo todo. Los chilenos, los porteños, los yanquis... Tenga cuidado, salvo que vengan a dejar dinero. Nadie que ha venido una semana a estas tierras se ha sentido malvenido. Bárbaros.
 
El zonda
El viento se lleva todo, nos enferma, nos hace doler la cabeza, nos hace odiar a todos, ensucia nuestros hogares, nuestra ropa.
Los primeros zondas que una persona pueda presenciar son en principio casi imperceptibles, luego casi interesantes.
Sopla el viento y suspendemos toda actividad, echamos culpa a la naturaleza impiadosa, nos maltratamos, nos convertimos en una amenaza, el otro se pone paranoico.
 
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Más adelante voy a seguir explayándome sobre las cosas asombrosas que he conocido por estas longitudes. Sobre estas cosas que, en alguna medida, de una u otra manera, recaen sobre los integrantes de esta sociedad. Como me dice una amiga, hay algunos que no entran en estos estándares. Gente afortunada, como la hay en todos lados. Las líneas de texto en internet son tiranas.
 
Me interesaría recibir distintas visiones para enriquecer este "mapa": visiones locales, localistas, forasteras, etc.
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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