Cambios celulares

Ayer sufrí algunas mutaciones producto de la cercanía y familiaridad de mi nuevo celular. Mis ojos se hicieron más aptos a la luz celeste que emana el objeto cuando despierta y está hambriento de atención.

En una reunión nocturna estuve varias veces a punto de desenfundar el celular, para ver si estaba bien. El bolsillo del pantalón pesa un poco más de lo que debería pesar el celular. Mi cuerpo está dos milímetros más encorvado.
Las ojeras con las que amanecí hoy eran, cuando menos, prodigiosas.
Desperté con el timbre del celular. Pensé que el mundo de afuera era aún más ridículo de lo que normalmente creo. Seguí durmiendo un poco más.

Hoy lo dejé cargando, absorviendo energía azul, haciendo esa fotosíntesis eléctrica necesaria para viajar en mi bolsillo, casi mordiendo mi rodilla.

Hoy tengo un poco más de escalosfríos.

Más detalles adelante.

Sobre...