Trazo

Un trazo de tiza blanca sobre la superficie irregular del asfalto. Un boceto de rayuela un poco más complejo, garabateado desde el borde de las acequias hasta el puente de la casa de enfrente. Unas rayas verticaloides, pocas curvas, un mapa complejo de vida, una rayuela un poco más indefinida, más conceptual. La línea de la vida asomando, apareciendo, cruzando, navegando la calle. La línea de la mano calcada sobre cemento-asfalto. La vida rayada ásperamente en un trozo de asfalto. La vida que construimos, la vida que dibujamos, que trazamos como un mapa para poder recorrer, para tirar una piedrita, esconder la mano, agachar la vista, ver donde cae, y luego correr, saltar sobre los infinitos puntos y esquivar el cráter de la piedra, ese punto horrible de la vida que creaste, que mejor lo pasamos de largo.
Mejor tomás de nuevo esa piedra y la arrojás sobre otro casillero de mi vida, y lo contaminás, y mientras la calle se ennegrece y los casilleros se apagan, realizás tu absurdo camino hacia ese cielo pintado en el puente de la casa del vecino, enfrente de mi casa, enfrente de mi vida.

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