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Creo que me cansé de escribir en este blog.
En realidad no es que me cansé de escribir, sino que estoy cansado de recibir esos comentarios de mierda.
Al principio escribía todo.
Ahora tengo que ver qué escribo y qué no para evitar o provocar que algunos susceptibles que andan dando vueltas por ahí emitan juicios de valor sobre mi persona, mi personalidad, mi egocentrismo, megalomanismo, utilitarismo y todas esas pelotudeces que tengo yo, quien se ha convertido desde hace tiempo, en una sucursal demoníaca del eje del mal.
 
La idea original era volcar la imaginación, los estados de ánimo y la percepción del entorno y, a su vez, entablar una retroalimentación con lo que pudieran aportar los cibernautas, de acuerdo o no, pero siempre esperé comentarios acerca de lo que está acá y no lo que se completa con la tiranía que emana de mi carácter y que percibe todo aquel que me conoce personalmente.
 
Allá por 2002, cuando abrí este blog, el 99% de la humanidad no sabía lo que era un blog y recibía 2 visitas mensuales: las mías.
Hoy tengo 500 visitas por mes y los lectores más fieles del blog son personas que están esperando un post que diga "Tengo gonorrea crónica". Eso no pasa, y mientras tanto cualquier asomo de bienestar es contrarrestado con estupideces que no tengo ganas de leer ni escuchar que suelen proceder de gente que no me aprecia en lo más mínimo, que niega la autoría de los comentarios realizados sistemáticamente y después la acepta y sin embargo visita esta página todos los días de su vida, y cada tanto me recuerda que no tiene ganas de saber de mí mientras lee cada una de las reflexiones que tengo para hacer sobre la vida, y que tal vez le hace feliz pensar en lastimar un poco aunque sea a través de un mensajito de mala muerte.
 
Podría sacar los comentarios, pero se pierde la esencia, cada tanto alguien copado deja algo que enriquece. De todas maneras TLX sigue siendo leído por un montón de pajuates que se indignan con las cosas que digo y que no digo, las que hago, hice y haré. Y no tengo ganas de darles un espacio de expresión: saquen su propio blog y putéenme ahí.
 
A todos los que durante los últimos años eligieron un comentario ortiva para hacer públicas y absolutas mis deficiencias y tratar de opacar, incomodar, oscurecer o quitarle el disfraz de cordero al autor del blog: váyanse a lavar el orto y agárrenme un huevo.
 
Atte.
 
 

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