Acostada.
Me da la mano y me dice que se llama Ibis, o algo así.
También dice que se llama Ivana, o algo así.
Me convida un cigarrillo de la nada, tuvo una atención inesperada, un cumplido por alguna canción de Café Tacvba.
Después baila un tema de Placebo en estilo afroamericano.
Anda descalza pero sonríe. Anda descalza, pero tiene medias.
No tiene ningún tipo de pudor.
Se oculta tras la danza y en un segundo imita un pájaro, en un segundo mira  y piensa algo indescifrable sobre mí y mi remera azul.
No paró de bailar la música que yo iba poniendo. Todo estaba bien, parecía agradable, excepto su tatuaje en el hombro.
Después se quedó dormida sobre un pullover en el suelo y no vio a nadie salir.
Ahora debe estar durmiendo ahí, en su casa nadie espera. Ya es asumida su jipeza y sus trasnochadas.
Nadie dirá nada.

Sobre...