Para teens

Dos botellas de coca vacías casi se tocan.
Dos paquetes de pucho, Phillip y Next, casi se tocan.
Muchas colillas de cigarrillo se tocan dentro de un cenicero.
Al menos ocho puntas Rotring se atornillan sobre una base circular y se miran en ronda, a punto de tocarse.
Dos parlantes, impedidos, trabados por un monitor mediante, sueñan que se tocan.
Dos sillas se tocan, o eso parece.
Seis cuerdas de guitarra ansían perder el paralelismo y tocarse.
Varios juegos de teclas del teclado se tocan constantemente.
Una humilde colección de libros se tocan, el de adelante con el de atrás y así en fila.
Varios cables cerca de una zapatilla se tocan.
Los cordones de dicha zapatilla se anudan y se tocan.
Varios cds se tocan y se montan y juegan a la torre de Pisa descontroladamente.


Y esa sensación de que en los kioscos, en la vida, todo es color piel, color minas en bola y color ganas de clavar uñas en la carne redonda.

Sobre...