Entonces encuentro la salida, a veces enseguida. A veces luego de vueltas a babor y a estribor. Pero nada de eso quedó grabado. Sólo la luna sabrá de mis canciones. Y las estrellas recordarán eternamente esa música que sonaba maravillosa entre los setos diminutos de grandes campos sembrados de palidez. Pues ya no me acuerdo qué fue, ni cómo fue.
Tal vez un día una estrella (o un ser de luz) entre a mi cuarto y me recuerde que una vez dos fuimos felices. Y tal vez me obsequie un grabador con una pantalla LED a luz de luna.
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- 3:08 a.m.
- by Telex
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