El calor no nos ayuda a pensar, no nos ayuda a movernos; pero es una prueba, una prueba de resistencia, supervivencia, o como uno tenga antojo de llamarle. En el desierto, el calor y la soledad son pruebas constantes de la voluntad de los hombres.
"Dios creó el desierto para templar a los fieles". En ambientes hostiles y en circunstancias críticas es donde el hombre toma contacto con su ser y con la naturaleza. Aprende a escuchar el llamado de la creación, entiende esta naturaleza como una entidad con la que entra en íntimo contacto; aprende a moverse en círculos permitidos y adoptados por esta naturaleza, y de esta forma le confiere a la tierra su espacio y su respeto; llega así a una línea de razonamiento que en otras cirscuntancias se olvida : convivimos en total simbiosis con la naturaleza que nos rodea; entemos que debemos adaptarnos a esta naturaleza, tanto como ella permita adaptarse a nosotros. Aprendemos a lograr un equilibrio entre hombre ambiente, y sobre todo nos ejercitamos física y mentalmente. El ejercicio muscular indica un camino de violencia que sólo sirve para despertar a todos aquellos seres que se encuentran en una comodidad que conduce al estamcamiento directo.
Las grandes guerras, las grandes catástrofes nos vuelven precavidos, pensadores, despiertan en nosotros una conciencia del entorno que parecía no existir.
Los humanos deben entender que el camino hacia lo fácil conduce inevitablemente al estancamiento. Deben entender además que los grandes cambios son procesos tan lentos, que no podemos darnos cuenta de ello. Un buen plan a corto plazo probablemente no lo sea a largo plazo. Ese es un punto básico en el pensamiento humano, producto de no tener una conciencia temporal mayor. Quiero decir que no llegamos a entender el tiempo como herramienta o como suceso. Es un elmento que se pasa por alto constantemente.

El calor no nos ayuda a pensar; nos ayuda a sobrevivir.

Dedicado a Andrés y su entorno de altas temperaturas.

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