A veces, cuando camino por las desoladas calles de esta aún más desolada ciudad, siento cómo todo el tiempo la gente va desapareciendo. Cómo de a poco ya no queda más gente, cómo todos se pierden y a medida que crecemos ya no encuentro nunca más a un amigo o conocido con el que compartir mi vida, con el que compartir un poco de este tiempo de nadie y de muchos.
Creo que lentamente la gente se va esfumando, se pierde en la neblina de una historia difusa, en una vida que nunca vamos a terminar de comprender, y nos morimos, lentamente morimos, con la misma lentitud que el océano se traga las costas. Con esa lentitud casi imperceptible es con la que desaparecen todas las personas, hasta que, como yo se encuentran solas, por que han perdido toda capacidad para conectarse con el mundo y los animales que en él habitan.
Vivir solo, morir solo. A nadie le importa, mientras no lo descubran, o los demás no digan que eso es malo. Para mi no lo es en absoluto...

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