Hoy fue nuevamente mirar el reloj y tener la certeza de que las horas en mi sueños no son horas en el mundo real. Creí haber dormido 10 minutos y pasaron dos horas. Pero me desperté. Volví a dormirme. Volví a despertar. Volví a dormir y ya a las 8:30 am se me hizo imposible seguir durmiendo. Así que acá estoy, comiendo galletas de agua para poder pasar la pastilla nuestra de cada día.

Quienes aspiran a una vida más o menos sana, tienen que saltar de un mundo a otro, y la caída promete ser peligrosa.

Me asomo a la ventana, el sol mancha de naranja las puntas de las casas, el cielo está envuelto en azules con restitos de blancos, como raspones de pintura, como manchas de lavandina. Siento vértigo. Mis ojos enfocan distinto. Mi estómago no para de quejarse.
Mi pecho...

Sobre...