Parado frente a la computadora, solo en casa, agarro el mouse y hago unos clicks para apagar la computadora. Cuando la pantalla se pone oscura veo mi reflejo en el monitor: la cintura quebrada, una pierna flexionada, el pie a ciento ochenta grados, la otra hacia atrás, el torso inclinado, la mano izquierda en mi cintura y la derecha en el mouse, el pelo mojado, ruludo, la cabeza caída, zapatillas azules, pantalón verde, remera blanca y naranja, las uñas de la mano derecha largas. La postura más amanerada que jamás he tenido.

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