and last but not least

El sol decae primaveral. El sol comienza a dormirse y hundirse lejos, en el mar. Me acerco a un árbol de galletitas de salvado, esas que tienen troquel en diagonal, esas que se parten en triangulitos.

Corro un manojo de yuyos y una piedra, y me siento en el pasto. Mastico sin ganas, automáticamente, un triángulo de salvado, y estiro la vista hasta que olvido lo que estoy mirando. El mundo se hunde en todas direcciones, y siento en la tierra el vibrar de los mecanismos que la mueven. La tierra es justo como la caparazón musgosa de una tortuga gigante y viajera, y mis manos se aferran a sus anillos, mientras viajo por el espacio con un trozo de salvado en la boca seca.

Al final, pero no por ello menos importante, aparecés ante mis ojos, de nuevo, viajando en otra órbita, y casi casi nos cruzamos esta vuelta, pero el tiempo corre distinto para ambos, es inevitable, mi tortuga gigante se aleja de nuevo, pataleando entre las estrellas y el espacio, y el último trocito de galleta rueda por su caparazón hasta Eslovenia, y me quedo a la sombra del árbol de galletitas de salvado, estirando la vista hasta donde olvido lo que estoy mirando, justo justo, casi casi hasta donde se encuentra tu intermitente y a veces invisible órbita, tu órbita de línea de puntos, justo justo, casi casi como el troquel de las galletitas. Un triángulo para vos, otro para mí, justo al final de todo, pero no por ello menos importante.

Sobre...