Satellite

Te sigo en mi satélite. El cielo se destiñe lentamente, y giro por el globo azul, tomando la gran curva, moviendo palancas, apretando botones, navegando en órbita, acompañando tus pasos, mirándote desde arriba, haciendo zoom en tus manos, haciendo foco en tus ojos. El mundo gira en sentido contrario, y los nubarrones te ocultan. Las antenas de celular hacen interferencia en la imagen, y tu pelo se borronea random. Las calles se pintan de sombras largas, los edificios se inclinan, los árboles se sacuden, la imagen se difumina y hace foco de nuevo. Te pierdo entre la gente. El sol te ilumina, y tus ojos se entretienen con las nubes redondas. Con mis antenas capto tus suspiros, y atrapo algunos sueños, que trepan en pequeños hilos hasta arriba. No querés acompañarme. No querés verme. El vino espera tibio en la mesita de la nave, mientras mi mundo gira, mientras bailás abajo, en tierra firme, mientras te esfumás entre tu vida, entre tus cosas, como papeles que se mezclan y se desordenan, como hojas de otoño sopladas con suavidad, como tu pelo batiéndose random en la mañana. Sigo hasta las montañas, donde aterrizo y recojo un puñado de nieve para arrojarlo en copos sobre tu cabeza. Apenas capto tu mirada hacia el cielo. Una pequeña sonrisa se dibuja lentamente, temerosa, y un cristal de hielo aterriza en tu nariz.

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