Sus manos deshojaron la caja, me quiere, no me quiere, y los trozos de cartón cayendo en cámara lenta, en blanco y negro, directo al suelo. Me quiere. Las tiras chillaban, las fibras gruesas se deshilachaban. No me quiere. EL producto emergía lentamente de su compacta caparazón. Me quiere. Las manos tiraban ansiosas, la gráfica del producto se deshacía, las palabras de advertencia se partían, dividían y caían desparramadas al suelo. NO me quiere.
Un caño negro como sus ojos asomó entre el plástico y las pelotitas de aire, y el "TERGOPOL". Un número de serie, un mango texturado, un gatillo fácil y unas balas con las que perforar el problema.
Satisfacción Garantizada por la Asociación de Corazones Rotos y Afines.
El sonido se prolongó en ondas por el espacio de la casa vacía. Algunos pájaros flotaron un rato, confundidos entre las nubes negras de arriba.
Abrió los ojos. Un ruidito de bip bip montado sobre una sala blanca, y la sensación de que el texto de la caja mintió, una vez más.
Sobre...
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- 3:53 p.m.
- by Anónimo
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