Ac? estamos, totalmente invensibles ( ?o totalmente vencidos?), como grandes fantasmas nos movemos para un lado y para otro, como cortinas blancas sopladas por los pulmones de Dios. De un lado a otro, como peque?os insectos sin rumbo, con ganas de jugar a ser dioses de las cosas que no entienden, mientras los seres m?s inteligentes(si los hay), nos observan con la ternura/compasi?n con la que yo miro a mi perro.
Somos iguales, viajamos. Los cambios se producen en nosotros. Las olas del tiempo nos erosionan, distorsionan nuestra forma. Y viajamos como insectos a la deriva, entre olas y olas y tormentas de arena que nos tapan el cuerpo fr?o.
Y la cara al descubierto, se convierte en una m?scara de arcilla, seca por el sol, cocida, quebradiza, pétrea, corp?rea, todo todo todos. A todos.

Al mar le queda poco tiempo, las olas tienen su tiempo, y es tiempo de extinguirse, es tiempo de cruzar sin rumbo, de un lugar a otro, para ver de qué se trata esto realmente, para ver cuél es el senido de esto, por qué las quietas aguas un d?a se revuelven.

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