No puedo hacer otra cosa que escribir. Hoy almorcé panqueques con dulce de manzana. Anoche cené avena con leche a las 6:30 am. Hace rato que no voy a la radio, la extraño. (La gente debe prender la radio y desilusionarse). Tengo que hacer mil cosas para la facu. Salieron laburitos, igual nunca se cobran. La gente te toma el pelo, se aprovecha de la buena vecindad. Tambien estuve ensayando en la casa del tecladista de la banda en la que comenzaré a cantar pronto. Le pasé unas letras y le gustaron. Creo que es la primera vez que le muestro una letra mía a alguien (no... la segunda) y no se caga de risa en mi cara. Tengo un tema en la cabeza que es una belleza, pero cuando llegue a casa ya me lo olvidé seguramente. Tengo 5 minutos de crédito, la heladera vacía, un cenicero en el piso, una remera roja con un dibujo mal pintado, 18 uñas largas, un reflejo en el monitor de mi cabeza rapada y de mis pómulos salientes, una imagen de una chica, otra imagen de otra chica que se asemeja más a una pesadilla que a un cuento de los hermanos Grimm. Y un cuento de hadas bajo la axila, en 2 tomos, que me regaló una chica que encontré por ahi y que no se por qué ni como se llevó un pedacito de mi ira.

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