Una noche de multitud, con muchos amigos. Botellas de bebida llenas reemplazando a las vacías, una tras otra, nos estamos divirtiendo, todos juntos. Mi mente está extraordinariamente afilada, esta noche estoy imparable, esta noche no te tengo miedo, y vos tampoco a mi, esta noche nos pertenecemos, esta noche soy tu héroe, porque te rescaté de las llamas, y volvería a hacerlo, porque todo está bajo mi control y a nada le temo. Ahora salgamos a volar todos juntos, yo invito, es mi regalo de mí para ustedes, se lo merecen, por todas las sonrisas y todos los abrazos.


Despierto repentinamente.


Sólo en mi cama, sólo en mi cuarto. Envuelto en la oscuridad, en una realidad tristemente reconocible. El aire está viciado, mi mirada perdida en la nada, tratando de recordar qué estaba soñando, con una inexplicable sensación de decepción.


El viento silva en mi ventana, adentro solo llena el espacio el sonido del segundero del reloj, que con cada “Tic” me recuerda que el tiempo es sumamente drástico, y que continuará su marcha sin esperar a nadie.

No creo poder volver a dormirme.

Sobre...