Equis sabe que en este mundo no puede bajar los brazos, porque no está hecho para débiles. Equis sabe que debe seguir luchando más allá de todo cansancio para forjarse un futuro. Equis se pregunta ¿para qué? si estoy siempre solo. Equis no conoce lo que vendrá, pero conoce lo que fue, donde se encuentra realizándose la misma pregunta; y las cosas no han cambiado, solo que entonces no quería matar a nadie. Y si nada ha cambiado (exceptuando el color gris de su mente), no le es imposible pensar que en cinco años más estará igual, y una vez allí... Equis comienza a observar el abismo. Equis no quiere ser un estereotipo del humano que muere frustrado y solo en un asilo público o en una casa vieja llena de gatos. Equis se pregunta “¿por qué?” con la mirada perdida en el abismo, esperando una respuesta que lo aleje de él.

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